Nacemos siendo gobernados. Regulados. Controlados. Algunos somos cuidados, educados y guiados. Otros entregados al dominio de la calle y de las circunstancias. Pero todos, nacemos incompetentes para liderarnos. Así de dependientes, las figuras de liderazgo siempre aparecen, para modelar, para impulsar, para motivar o; para castrar, atemorizar...