Seamos el cambio que queremos ver en el mundo

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Artículo publicado originalmente en la Revista OBJETIVO 2030 en este enlace

Por: Bernardo Vargas Gibsone - Presidente Grupo ISA

En este sentido, me atrevo a sugerir que como seres humanos (ciudadanos) y como empresas (ciudadanos corporativos), debemos desarrollar cuatro capacidades para apalancar la esperanza de que podemos ser mejores como sociedad: corresponsabilidad, empatía, colaboración y adaptabilidad. Sin ellas, pienso, es muy difícil construir este anhelo; y ellas, en el mundo digital y conectado, actúan como multiplicadores del mismo.

La corresponsabilidad tiene que ver con la claridad de que cada uno de nosotros -independiente del rol o lugar en la sociedad-, debe asumir que tiene la responsabilidad de aportar al bienestar de todos; de entender que, si cada persona escoge sumar mediante su proceder, se beneficia ella misma y toda la comunidad. Dedicarse a señalar con el dedo a otros sin hacerse responsable de su propio aporte, es restar.  En últimas, es tener la claridad que, en el mundo, al final del día, TODOS SOMOS UNO. Nunca esto se había vuelto más evidente como ahora.

La empatía tiene que ver con la intención manifiesta de ponernos “en los zapatos del otro”, para decirlo de forma coloquial. Es el reconocimiento de que una situación impacta más a unos que a otros, y que, en el momento en que quienes estamos en una situación más favorable, nos hacemos cargo de apoyar a quienes más sufren, construimos sociedad. Y lo hacemos porque nos abrimos a una cultura en la que todos escogemos cuidarnos y no actuar desde el egoísmo o la indolencia. 

La colaboración implica la claridad de que solos somos menos efectivos que en conjunto. En el deporte este concepto se ejemplifica perfectamente: el futbolista mejor dotado podrá brillar en la individualidad, pero difícilmente podrá ganarle a un equipo de rivales que actúan de forma colaborativa y articulada. Y es que el mundo de hoy -digital y conectado- da pie para que la colaboración se logre más rápido y con más potencia que nunca. Se me ocurre además que este concepto está estrechamente vinculado con la diversidad. En la colaboración aparece la diversidad de género, de edad, de raza o de forma de pensar, la cual promueve ambientes inclusivos y colaborativos en donde la mirada del otro enriquece el resultado. Las orquestas sinfónicas suenan bien porque están compuestas de instrumentos diversos. Todos tenemos algo que aportar y somos impactados por el comportamiento de los demás. Y puede uno ir más allá y argumentar que la colaboración además es más satisfactoria para cada integrante cuando establece objetivos comunes, entendiendo la necesidad de asumir responsabilidades individuales.

Y finalmente la adaptabilidad se trata de situarse por encima de los problemas y ajustarse de manera efectiva al cambio constante, como hoy lo exige el mundo. Es entender que necesitamos mirar cada circunstancia desde nuevos modelos de pensamiento, utilizando la tecnología para potenciar la flexibilidad, la creatividad y a la innovación que nos permitan avanzar y diferenciarnos.

Desde ISA hemos querido asumir el reto de aplicar estos conceptos con el propósito de trascender y de hacer posible nuestro propósito de generar Conexiones que Inspiran. Mucho más allá de la prestación eficiente de nuestros servicios, decidimos liderar desde nuestras actuaciones a través de la participación en las grandes causas de interés mundial, la promoción del diálogo y del aporte a una visión de futuro, para la que se necesita estar comprometidos con el cambio.

Ejemplo de ello es que en la coyuntura que ha vivido el mundo en 2020, aparte de nuestro compromiso indeclinable para proteger el medio ambiente, nos hemos vinculado con la protección de la vida y la reactivación económica con recursos por UDS 4,5 millones que se están invirtiendo en los diferentes países de la región en los que tenemos operación. Pero, más allá de la cifra, con estos recursos le estamos aportando al desarrollo y la promoción de alianzas para la investigación médica para hacer frente a la pandemia, estamos apoyando a comunidades vulnerables y estamos fortaleciendo las capacidades hospitalarias. Lo decidimos así porque asumimos nuestra corresponsabilidad; porque queremos participar de una estructura colaborativa; porque somos conscientes de la necesidad de aportar desde nuestras posibilidades y porque decidimos vivir desde la empatía.

Así lideramos nuestro proceso en ISA y la invitación es que cada persona y cada empresa, cada individuo y cada ciudadano corporativo, de acuerdo con sus capacidades y su rol, asuma su propio proceso de liderazgo. Hoy, el mundo necesita líderes que trabajen desde la cabeza, pero con el corazón; líderes que, además de una estrategia, tengan claro un propósito; líderes creativos, coherentes y claros; líderes corresponsables, colaborativos, empáticos y adaptativos. Nosotros seguiremos en nuestro proceso porque queremos ser parte del cambio que queremos ver en el mundo.



Artículo publicado originalmente en Revista OBJETIVO 2030 en este enlace