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Por una nueva normalidad más diversa e incluyente

Por una nueva normalidad más diversa e incluyente

En el mundo, las mujeres realizan al menos dos veces y media más tareas domésticas y de cuidados no remunerados que los hombres. Para muchas mujeres trabajar desde casa en tiempos de COVID-19 significa una doble labor de trabajo remunerado y no remunerado.

De estas cifras globales no dista Colombia, donde además y de acuerdo con los resultados presentados recientemente de la Encuesta de Conciliación de Vida Laboral y Personal adelantada por La Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI) y el Ministerio del Trabajo, se evidenció que la pandemia ha tenido un impacto importante en las dinámicas laborales, siendo la casa el lugar principal de trabajo de los encuestados con un 86,7% de personas que han laborado allí desde que inició el aislamiento. Así mismo, según el 57,7% de los encuestados, las jornadas laborales en el marco de la pandemia han sido en promedio mayores a 8 horas diarias. En términos de género, 61% de las mujeres y 53,2% de los hombres han visto aumentadas sus jornadas de trabajo.

En estos tiempos en que la pandemia nos llevó a trabajar, estudiar y pasar el tiempo libre desde casa, no sólo la situación empeoró, igualmente se provocó un mayor desequilibrio en las responsabilidades del cuidado y tareas domésticas entre hombres y mujeres; observamos y vivimos de cerca las características de una sociedad machista, donde hay actividades socialmente adjudicadas a la mujer por el solo hecho de serlo. Mirándolo de una manera más constructiva, podríamos decir que las cargas dejaron de ser una “fábula” y presenciamos esa realidad de un trabajo desbalanceado, no remunerado y que no hemos valorado lo suficiente, constituyéndose en relevantes lecciones, donde lo realmente importante es que aprendamos de ellas y actuemos en consecuencia; por ejemplo, si la distribución de las tareas se hace más equitativa, seguramente todos ganamos.

Ahora, mucho más inquietante que ese pertinente balance y conciliación, son las dramáticas estadísticas de desempleo expuestas por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), según las cuales al comparar julio de este año con el mismo mes de 2019, se observa que dos mujeres perdieron el trabajo por cada hombre que pasó por la misma situación, alcanzando una tasa de desempleo en las mujeres del 26,2% y la de los hombres del 16,2%, lo que constata que el impacto ha sido más fuerte para ellas y provoca un círculo vicioso de vulnerabilidad para las mujeres y la reducción de su participación en el desarrollo social y económico del país.

La pandemia se ha constituido en uno de los mayores retos que como humanidad hemos enfrentado recientemente y deberemos seguir enfrentando. Este contexto nos invita a construir mejores soluciones no sólo para los tiempos de coyuntura, sino para.ser protagonistas en la edificación de una sociedad que en verdad sea mejor para todos, más equitativa e incluyente, con valores presentes como la solidaridad y la empatía, pero, sobre todo, con un profundo respeto por el otro. Seguramente avanzaremos como lo hemos hecho en otros capítulos difíciles de nuestra historia y mucho más si construimos juntos y por los caminos correctos.

No quiero dejar de pensar en esos momentos de esperanza y el firme propósito de ser mejores personas vividos al inicio de esta pandemia,  días en que nos contagiamos de optimismo con la posibilidad de un mundo mejor y aunque con el tiempo esa llama de buena energía se fue desvaneciendo, soy de los que cree que dentro de cada uno sigue existiendo y mi invitación es a que la avivemos y no sólo miremos la posibilidad de un mejor planeta, sino que entre todos lo hagamos posible y lo construyamos en nuestro entorno, en las familias, la comunidad, en las empresas y el país; son oportunidades de renacer en las que con la voluntad y esa capacidad transformadora que tenemos como seres humanos, lo podremos lograr.

Imagino una nueva normalidad más diversa e incluyente, una sociedad donde busquemos hacer conscientes nuestros sesgos inconscientes, en la que trabajemos por erradicar las violencias de género, aquella en la cual brindemos más y mejores oportunidades a las mujeres, una sociedad conformada por hombres más feministas en el entendimiento que el trabajo por la equidad de género no es exclusivo de las mujeres; y en general, ser actores de una era más humana.


La opinión expresada en esta entrada de blog es de exclusiva responsabilidad de su autor y no necesariamente reflejan el punto de vista de Pacto Global Red Colombia.

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Jueves, 25 Abril 2024