Mensaje del DirectorDICIEMBRE 2025

DERECHOS HUMANOS Y
LUCHA CONTRA LA CORRUPCIÓN,
ALIANZA INDISPENSABLE

Diciembre es un mes especial dentro del espectro de celebraciones de todo tipo. En esta oportunidad es dable destacar que el 9 del mes se conmemora el Día Internacional contra la Corrupción y el 10, el Día de los Derechos Humanos. No en vano, los Principios 1 y 2 del Pacto Global, desde su génesis como iniciativa de las Naciones Unidas a partir del año 2000, están relacionados con los Derechos Humanos, y el Principio 10 de la iniciativa referido a la lucha contra la corrupción se incorporó en 2004.

No pretendemos en este escrito relacionar todos los conceptos inherentes a los derechos humanos e integridad. Dentro de todo ese caleidoscopio, es importante indicar algunos elementos que pueden ser de interés, en algunos aspectos de estos temas.

En otras palabras, como es obvio, el bosque es mucho más amplio que cada árbol y cada rama. Esto es particularmente importante al ligarlo con los Principios Rectores de Empresas y Derechos Humanos indicados por las Naciones Unidas —PRNU—.

Recordemos que en 2008, John Ruggie presentó ante el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas el marco de “proteger, respetar y remediar”, que es la base de su desarrollo posterior. En 2010 se lanzó una versión preliminar de los principios, sometida a una consulta extensa por parte de los diferentes grupos de interés. Y en junio de 2011, John Ruggie presentó los Principios Rectores de las Naciones Unidas sobre las Empresas y los Derechos Humanos al Consejo de Derechos Humanos, y desde ahí tenemos la guía esencial para avanzar en Derechos Humanos por parte de las empresas, independientemente del tamaño, propiedad y sector.

Un primer pilar consiste en el deber de la protección del Estado de los derechos humanos, especialmente a las personas que viven en su territorio o jurisdicción contra los eventuales impactos adversos de los diferentes terceros. Y para ello debe promulgar y aplicar políticas, leyes, reglamentos y actividades eficaces.

Otro pilar consiste en la responsabilidad de respetar los derechos humanos como estándar mínimo de conducta entre los diferentes actores. Aquí hay una exigencia a las empresas de hacer las acciones debidas para evitar causar o contribuir a los impactos adversos sobre los derechos humanos a través de sus propias actividades. Además, las empresas deben tratar de prevenir o mitigar los impactos que estén directamente relacionados con sus operaciones, productos o servicios por sus relaciones comerciales.

El tercer pilar es el acceso al remedio o la reparación, instando a las empresas a facilitar el acceso a una reparación eficaz, primando debida diligencia y rendición de cuentas, sin sesgos ni visos ideológicos.

Ahora bien, en lo que nos ocupa en este mensaje, la lucha contra la corrupción, que corresponde al Principio 10 del Pacto Global, está intrínsecamente ligada a los derechos humanos. Se observa permanentemente que la corrupción debilita en grado sumo la capacidad del Estado de cumplir su obligación de proteger y garantizar los derechos humanos de todo tipo (civiles, políticos, económicos, sociales, culturales y ambientales). De hecho, socava la gobernabilidad, las instituciones democráticas y el Estado de derecho. También termina afectando al acceso a la salud, la educación, el agua y la vivienda, especialmente ampliando los círculos de marginalidad en las poblaciones vulnerables, y así aumentando las condiciones de desigualdad, ampliando riesgos en personas en situación de pobreza, mujeres, niños, migrantes, al disminuir los recursos necesarios para superar esta situación de marginalidad.

Igualmente, las infiltraciones de grupos ilegales en todos los círculos sociales e institucionales terminan minando las acciones de las instancias encargadas de combatir todo tipo de corrupción, e incluso ampliando los riesgos para quienes se encargan de defender los derechos humanos en todos los espectros sociales.

De otro lado, el cambio cultural es indispensable en cualquier acción humana. Por ello, educar en valores tiene que ser una acción continua, no de coyuntura; desde la infancia, la enseñanza de valores como el respeto, la honestidad y la responsabilidad es fundamental para construir una cultura de integridad que prevenga la corrupción.

Por su parte, los movimientos para combatir la corrupción y los de derechos humanos buscan sinergias, reconociendo que el Estado debe garantizar la libertad de expresión, el acceso a la información y la participación ciudadana para una lucha efectiva contra la corrupción. También los procesos innovadores y tecnológicos en todas las áreas, aprovechando adecuadamente herramientas como la inteligencia artificial, entre otros. Por ello, la participación ciudadana, empresarial, institucional, académica, entre otros, es fundamental para que la sinergia entre derechos humanos y lucha contra la corrupción se afiance cada vez más.

Termina este 2025, un año retador para la humanidad y, por supuesto, para nuestro país. Los mejores deseos para que sigamos consolidando nuestra acción individual en pro de la sostenibilidad, que siempre ratificamos como el alma de una empresa u organización, integrando armónicamente las dimensiones sociales, ambientales y económicas en todas las estrategias, políticas, programas y actividades, siempre bajo el marco del respeto de los Derechos Humanos y con la integridad como factor de relación con los diferentes grupos de interés. El 2026 nos impone continuar sin desmayo en este propósito con la participación de todos.

Mauricio López
Director Ejecutivo, Pacto Global Red Colombia

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