Fundación Natura

Fundación Natura. ODS 13 clic sobre la imagen para ampliar

Monitoreo Climático Participativo (MCP), una estrategia basada en el enfoque de Ciencia Ciudadana. Estudio de caso en el área de influencia de la Central Hidroeléctrica Sogamoso, en Santander, Colombia

ODS de la Práctica

ODS 13: Adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos (tomando nota de los acuerdos adoptados en el foro de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático)

Objetivo/s de la práctica:

Vincular de forma activa a las comunidades campesinas en procesos de adaptación a la variabilidad y el cambio climático, mediante un Monitoreo Climático Participativo con enfoque de Ciencia Ciudadana.

El Monitoreo Climático Participativo es, entonces, una actividad de colaboración comunitaria para el registro y análisis de datos meteorológicos, en la que los pobladores son los que toman nota de las diferentes variables climáticas en sus fincas y, con base en los datos recolectados, aplican acciones necesarias para aumentar la productividad de sus cultivos y disminuir el riesgo climático.

Se ha realizado en el departamento de Santander en el que han participado 86 familias campesinas bajo en el enfoque de Ciencia Ciudadana. Este enfoque articula la participación de la población en los estudios científicos para la generación continua y eficiente del conocimiento, teniendo en cuenta que comparten un mismo territorio en el que es indispensable la participación y responsabilidad compartida para una adecuada gestión del desarrollo.

Iniciativa implementada:

El área de estudio se localiza en el departamento de Santander, en la zona colindante con la Central Hidroeléctrica Sogamoso, en los Municipios de San Vicente de Chucurí, Betulia, Zapatoca y Girón, ubicados en la cuenca baja del río Chucurí y Sogamoso. Los pobladores de la región son campesinos que tienen fincas de pequeña extensión, que alimentan al mercado local. Allí cultivan principalmente cacao, café, cítricos, aguacate, plátano y tabaco.

El Monitoreo Climático Participativo, es un ejercicio colaborativo, en el que los monitores locales reconocen los beneficios que pueden obtener del registro y del análisis de variables meteorológicas en el manejo de sus cultivos. Así, la motivación para participar no es el dinero, sino el uso de los resultados para mejorar sus cultivos y entender las condiciones meteorológicas de su área a través del espacio y del tiempo.

El intercambio de conocimiento se establece en doble vía: los conocimientos especializados de los técnicos y los tradicionales y empíricos de los pobladores. El proceso propuesto toma en cuenta las expectativas y percepciones de los campesinos y sus propuestas de desarrollo y, de igual manera, la importancia de la rigurosidad de la toma de datos que es propia de la ciencia occidental. Implica el respeto por el saber del otro y el reconocimiento de sus aportes en el quehacer diario.

Finalmente, los registros tomados por cada uno de los monitores se reflejan eventualmente en decisiones de manejo de sus sistemas productivos, que pueden ampliarse a la planificación regional con base en la caracterización climática del territorio.

Gestión y Calidad:

a estrategia de Monitoreo Climático Participativo inició en el año 2013 con la participación de un grupo pequeño de productores. Estos monitores iniciaron con la medición diaria de las condiciones meteorológicas en sus fincas. Los datos de temperatura del aire (°C), humedad relativa (%) y precipitaciones (mm) se registraron por medio de sensores manuales que se instalaron en la finca de cada productor. En un cuaderno de anotaciones diariamente y en horarios preestablecidos (7:00 am y 7:00 pm), los participantes registraron la información arrojada en los sensores. A final de cada mes se obtuvieron las medias de las máximas y mínimas para la temperatura y la humedad relativa y el acumulado del mes de las precipitaciones y los días en que llovió.

A través del tiempo la estrategia fue tomando mayor auge en las comunidades; la facilidad con que se empleó la metodología y la sobresaliente utilidad de la información obtenida en el monitoreo para el manejo oportuno de los cultivos, se consolidó como la principal motivación y fuente de empoderamiento para el éxito de la incitativa. A finales del año 2021 la red de monitores participativos contaba con 86 productores vinculados en 13 veredas de los municipios de San Vicente de Chucurí, Betulia, Zapatóca y Girón en el departamento de Santander, Colombia.

Los datos tomados por los monitores desde el año 2013 han aportado numerosas herramientas de análisis. La validación permitió corroborar que los registros conseguidos por los monitores, posee similitud estadística con los datos adquiridos por las estaciones meteorológicas satelitales existentes en la zona. Esto evidencia que los registros obtenidos mediante esta estrategia son coherentes y confiables para los análisis del clima y su relación con los cultivos.

Además, esta estrategia incrementó espacialmente el área de registro meteorológico, brindando un panorama más completo sobre el comportamiento del clima en la zona. Este aumento de las unidades de muestra ha permitido identificar diferentes microzonas climáticas, lo cual es difícil de hacer con registros a escalas más amplias. De igual manera, se han podido identificar las zonas con mayor vulnerabilidad ante el desarrollo de enfermedades en los cultivos de cacao, café y cítricos y esto ha generado una mayor comprensión acerca los patrones espaciales de los hongos que atacan los cultivos. Lo anterior permitió generar respuesta temprana ante las condiciones cambiantes en los patrones climáticos que puedan propiciarlos.

Por medio de los registros de temperatura, precipitación y humedad se han elaborado mapas que presentan la distribución espacial de estas variables, la identificación de las zonas más cálidas, las que poseen los mayores umbrales de humedad y las áreas donde se acumula la mayor cantidad de precipitación al año. El proceso ha evidenciado que las condiciones meteorológicas pueden ser cambiantes en cortas distancias y que están determinadas por factores como el relieve y los periodos a lo largo del año.

Innovación:

Todo el proceso de Monitoreo Climático Participativo ha generado un sentimiento de empoderamiento entre los participantes del proyecto.

El impacto que ha generado el proceso en las comunidades ha llevado a que diferentes tipos de productores consideren que poseen capacidades para participar, sin importar su edad o nivel de escolaridad. En la actualidad, hay 86 productores de cacao, café y tabaco vinculados y se espera que el número siga creciendo.

Como consecuencia de lo anterior, los monitores han empezado a ser reconocidos por los demás pobladores como agentes de cambio a través de su actividad de registros. Ellos son consultados frecuentemente por otras personas para conocer de primera mano las condiciones climáticas y así poder tomar decisiones adecuadas sobre los cultivos.

Impacto del Proyecto:

A través de la metodología se construyó un proceso de generación de conocimiento participativo y ayudó a la consolidación de gobernanza climática. Los monitores locales establecieron la relación entre las variables climáticas monitoreadas, su registro continuo y el posterior análisis, lo cual es fundamental para tomar decisiones acertadas en el manejo de los cultivos.

La metodología de Monitoreo Climático Participativo ha permitido que los labriegos establezcan técnicas agroclimáticas de administración de cultivos en el área de estudio. Con los datos se ha complementado la capacidad de precisar cuáles son las épocas adecuadas para incrementar el control ante enfermedades, cuándo se presentan las condiciones propicias para la fertilización, poda y control de maleza, así como la identificación del periodo adecuado para la siembra y el establecimiento de nuevos cultivos.

De igual manera, esta información se utiliza en los demás cultivos de la zona y ha servido también, por ejemplo, para identificar cuál es la locación más apta para la siembra de una nueva especie en la región. Es decir, los resultados tienen aplicaciones muy amplias.

Por otra parte, los datos obtenidos por los monitores poseen solidez estadística, los análisis de correlación confirman la robustez de los datos recopilados en el ejercicio participativo. Las correlaciones simples y múltiples permitieron determinar que, si el protocolo de registro para los sensores manuales instalados en las fincas de los monitores se utiliza de manera eficiente, la información es válida y puede ser utilizada en diferentes análisis temporales y espaciales.

Sumado a lo anterior, la población local cuenta con un conocimiento y capacidades empíricas que se han constituido en el eje del proyecto. Junto con la asimilación de nuevos conceptos y técnicas, los monitores han establecido una cultura de manejo de sus fincas basada en los datos que toman diariamente, los cuales pueden aplicar con propiedad en la vida diaria. Los datos registrados por cada uno de los participantes, su confiabilidad y análisis se han convertido en material de referencia para la toma de decisiones sobre el manejo agroclimático de los cultivos de cacao, café y tabaco.

Adicionalmente, los datos han empezado a ser utilizados en el manejo de otros cultivos y sistemas productivos, como la cría de gallinas, y para alertar a los demás pobladores y a las autoridades sobre posibles fenómenos ambientales, como el riesgo de una avalancha.

Los productores ahora cuentan con información sustentada y sólida para interactuar con otros actores de la región e incidir en las decisiones sobre sus territorios. Además, se sienten que son colaboradores activos en la construcción de ciencia y que esta sirve como insumo para adelantar estrategias que contribuyan a la construcción de procesos incluyentes y duraderos. Esto implica una gestión propia de su territorio fundamentada en el conocimiento científico obtenido por ellos mismos, que repercute en la productividad de sus parcelas y en su seguridad alimentaria y en la capacidad para adaptarse de forma eficiente a un clima más caótico y severo.

Sostenibilidad en el tiempo: 

El Monitoreo Climático Participativo es un proceso a largo plazo; eso implicó un desarrollo gradual de la metodología, que se ajustó a la realidad de la región, y una interacción entre los actores sociales presentes en el territorio. Al no existir un vínculo económico entre las partes, la tecnología aplicada en el monitoreo climático, fue adoptada por autonomía por parte de los productores, lo que permite establecer que permanecerá en el tiempo una vez el proyecto culmine.

Es evidente que este proceso, desarrolló en los pobladores una cultura de toma de decisiones agrometeorológicas basadas en los datos. El conocimiento y las capacidades empíricas, junto con la asimilación de nuevos conceptos y técnicas, ha establecido una cultura de manejo de los predios basada en los registros climáticos que pueden aplicar con propiedad en la vida diaria.

Todo lo expuesto anteriormente ha generado un sentimiento de empoderamiento entre los participantes. La facilidad con la que se emplea la metodología y la utilidad de la información obtenida en el monitoreo para el manejo oportuno de los cultivos se han convertido en la principal motivación y fuente de empoderamiento para la sostenibilidad y existo futuro de la incitativa.

Alianzas

Este proyecto se ha generado en alianza con las comunidades locales, y con la empresa privada Isagen. Actualmente, los productores cuentan con información sustentada y sólida para interactuar con otros actores de la región e incidir en las decisiones sobre sus territorios. Además, se sienten que son colaboradores activos en la construcción de ciencia y que esta sirve como insumo para adelantar estrategias que contribuyan a la construcción de procesos incluyentes y duraderos.

Esto implica una gestión propia de su territorio fundamentada en el conocimiento científico obtenido por ellos mismos, que repercute en la productividad de sus parcelas y en su seguridad alimentaria, además de la construcción de estrategias de adaptación a la variabilidad y el cambio climático.